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domingo, 1 de febrero de 2015

LA SUERTE



¿Existe la buena o la mala suerte? Suele ser bastante habitual que cuando nos ocurre algo positivo o negativo nos digamos a nosotros mismos, o nos digan los demás, que buena suerte has tenido o que mala suerte has tenido. Este planteamiento es realmente falso. Es como si nos dijéramos a nosotros mismos, mira siéntate aquí y espera a que pase la buena o la mala suerte, la primera la coges y la segunda la apartas. Falso el planteamiento, pero agradecido para con nosotros mismos. Nos quita responsabilidad y presión de encima. La culpa está siempre en el exterior, nada que ver con nosotros, con nuestros actos, fuerza de voluntad y responsabilidad
Hemos de comprender y asimilar de una vez que las cosas que nos pasan dependen en exclusiva de nosotros mismos. Hemos de aprender de una vez por todas a asumir la responsabilidad de nuestros actos. Me han suspendido el examen. ¡Qué mala suerte! No. Alguna responsabilidad tendrás. ¿Has preparado suficientemente la materia? Me ha dejado la novia. ¡Qué mala suerte! No, analiza tus actos, seguro que tienes alguna responsabilidad. Y así sucesivamente en todo lo que nos pasa en nuestra vida
Las cosas que nos pasan, buenas o malas,  a lo largo de nuestra experiencia vital están muy relacionadas con la forma que como enfrentamos la vida, en la forma de ver la realidad, el vaso medio lleno o medio vacío. Había una vez un empresario de zapatos que envío a dos comerciales a África a fin de abrir mercado. Pasado un tiempo un comercial le llama y le dice: jefe aquí no hay nada que hacer, todo el mundo va descalzo. El otro vendedor también le llamó, pero este le dijo: jefe envíame miles de cajas de zapatos que aquí hay unas oportunidades inmensas ya que todo el mundo va descalzo.
Todas las situaciones de la vida, si te lo propones, presentan oportunidades positivas. Había una vez un campesino que se encuentra con un viajante. El viajante le dice véndame ese burro de ahí. El campesino se lo vende. Pasado un tiempo campesino y viajante se vuelven a encontrar. El campesino le dice que le devuelva el buro, que se lo compra, que lo necesita. El viajante le dice que no puede que se le murió. Bueno es igual – exclama el campesino, devuélvemelo. El viajante le dice que no, que ya se le ocurrirá que hacer con el burro muerto. Pasado otro tiempo se vuelven a encontrar y el campesino le pregunta al viajante ¿qué hizo con el burro? ¡Ah! le saque un buen dinero. ¡Pero como si estaba muerto! Bueno organicé una rifa, vendi 1.000 papeletas a 100 €. Si pero al que le tocó se enfadaría mucho, ya que burro estaba muerto. Si, reclamo y le devolví lo 100 €
Has de salir de la zona de los resignados, los sufridores o los culpables. Enfréntate con tu realidad, con determinación y sobre todo con responsabilidad. Veras como la buena suerte acude hacia ti.
Buena suerte o mala suerte, que más da. Lo cierto es que las cosas dependen de nosotros, de cómo enfrentemos la realidad, de la fuerza y de la ilusión que ponemos en hacer las cosas y de la responsabilidad que aplicamos. Concluiremos diciendo que la buena suerte te la tienes que trabajar. No la busques, créala con tu esfuerzo, determinación y responsabilidad. Terminaré con una frase de mi buen amigo Carlos Hernández (Carlos 2abrazos): Cada vez que digas un “es que” pon al lado un “tengo que”

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