En ocasiones somos testigos
presenciales de actos que nos repugnan, de situaciones que se nos hacen
indigeribles, pero las toleramos y permitimos que sucedan. ¿Por qué?
La respuesta la podríamos
encontrar en una de las secuencias de la película Redacted (2007, Brian de
Palma) en la que el soldado Lawyer McCoy (Rob Devaney) se dispone a ser testigo
de una violación, de una joven iraquí de 15 años, por parte de dos de sus compañeros
de Compañía.
Si bien el soldado Lawyer McCoy
trata de disuadir de tal acto a sus compañeros lo hace sin convicción con poca
fuerza y al final “huye, se aparta”, dejando el camino expedito para que la
cruel fechoría se cometa. Cierto que más tarde Lawyer McCoy acabará denunciado
el hecho y vivirá con angustia el recuerdo del mismo.
Pero por qué Lawyer McCoy deja
expedito el camino a sus compañeros para que perpetren su fechoría.
Hay, en situaciones extremas, un
miedo interno, que da lugar a una cobardía interior. Sabemos que lo que va a
pasar está muy mal, pero que muy mal. Pero convivimos con ello y dejamos que
los hechos se perpetren.
Estas situaciones se dan hoy en
la vida laboral y familiar diariamente. Podemos ser testigo de hecho reprobables:
·
Acoso laboral
·
Concesión de premios inmerecidos
·
Castigos no merecidos
·
Maltrato
·
Ofensas
·
Mentiras despiadadas; y
·
Un largo etcétera
Pero lo consentimos. Hacemos un débil amago de resistencia,
pero ante la fuerza del otro, su convicción por perpetrar un hecho reprobable,
damos marcha atrás y permitimos que el mal acto tenga lugar.
Repito la pregunta ¿por qué? Ciertamente no hay una sola
causa, puede ser la combinación de varias. A saber:
·
Debilidad y cobardía interior
·
Miedo a insistir. Qué me puede pasar a mí si
sigo insistiendo
·
Un desentenderse, total esto no va conmigo
·
Una cierta “camaradería” con el otro. Total si
somos amigos
·
En ocasiones pensar que “se lo tiene merecido”
·
O pensar, si total es un ser inferior
·
O bien, bueno es el jefe, sabrá lo que hace
En fin estos factores se combinan
y dan lugar a que dimitamos de nuestra responsabilidad y consistamos que hechos
intolerables ocurran. Aún cuando muchas veces, como le ocurre al protagonista
de la película, más tarde nuestra conciencia nos de un aldabonazo y estallemos
denunciando el hecho. Pero entonces ya es tarde, el mal ya está hecho. La
adolescente ya ha sido violada su cuerpo quemado y su madre asesinada.