En un
magnífico libro, de obligada lectura, escrito hace algún tiempo, el autor
Jeremy Rifkin ( El fin del trabajo, Ed Paidos 1996) ya anticipaba, en un
análisis de la economía de USA muchas de las cosas que ahora nos pasan. Entre
otras la aparición del trabajo parcial y del trabajo basura, al tiempo de la
aparición de una nueva élite laboral en torno a todos aquellos trabajos que
tienen que ver con el conocimiento. El principal problema, que también
anticipaba Rifkin es que los nuevos trabajos vinculados al conocimiento no son
ni mucho menos suficientes para absorber aquellos que se destruyen o los que
van a parar a tiempo parcial y desearían hacerlo a tiempo completo. En
conclusión parece ser que no hay trabajo para todos, o al menos un trabajo
digno de tal nombre y que nos permita vivir con cierta holgura y dignidad. Ya anticipaba
Rifkin en su libro que “la desaparición del trabajo como factor clave de
producción se transformará en el proceso inacabado de la sociedad capitalista”.
También apuntaba “todas las categorías de trabajadores quedaran sustancialmente
reducidas en número y alguna desaparecerán por completo [……..] muchos trabajadores ya no son
capaces de encontrar empleos a tiempo completo y de tener un trabajo seguro a
largo plazo”. Hay que tener en cuenta que todas estas citas de Rifkin llevan
escritas 20 años. ¿Premonitorio verdad?
No
tanto. Rifkin supo leer e interpretar muy bien lo que estaba pasando, sus
origines y las consecuencias, en especial en las primeras décadas del siglo
XXI. Todo esto viene a cuento de la ya conocida tercera revolución industrial
(la de la información y del conocimiento). Para alguno, como John Naisbbit
comienza silenciosamente en la década de los 70 del siglo pasado. Si bien se
acelera en los 80 y 90 con la aparición de una nuevas tecnologías de la
información que atacan de forma transversal a todas las empresas y a todos los
puestos de trabajo de las empresas. Las
empresas comenzaron en la década de los 90 del siglo pasado a realizar lo que
se conoce como reingeniería de procesos. Que no es otra cosa que volver a
diseñar los principales procesos buscando su máxima productividad y eficiencia.
Esto empezó a generar despidos masivos de personas en especial trabajadores de
cuello blanco, se vieron seriamente afectados. La siguiente vuelta de tuerca la
empezaron aplicar las empresas en los primeros años del siglo XXI con la
utilización masiva de TIC que rediseñaban sus procesos operacionales y
organizativos con eficiencia inusitada y sin necesidad de tantos trabajadores
como tenían. Hoy en día los procesos empresariales se pueden realizar, en
muchos casos, sin la asistencia de mano de obra. Son los ordenadores los que
controlan y ejecutan los procesos.
En
fechas similares, principios de los 90 de la década pasada, Charles Handy
anticipó en su libro La Edad de la sinrazón. Como afrontar los cambios delmundo actual, ed. Apóstrofe 1993, la forma en la que las empresas estaban
configurando sus modelos de organización. En base al modelo “Trebol Irlandés”.
En el mismo aparecía el trabajo a tiempo parcial y la subcontratación laboral
como “hojas” cruciales de dicho modelo.
En la
actualidad este modelo está plenamente vigente. Las empresas por un lado
invierten en TIC lo que hace que sus procesos sean más eficientes sin necesidad
de personas y por otro lado externalizan todas las funciones empresariales que
pueden. Constituyen el núcleo duro de la organización en torno a un ramillete
de trabajadores de elite del conocimiento, estos forman la parte estable, fija
del trabajo, la bien remunerada. El resto se procura que sea trabajo externo,
subcontratado o trabajo a tiempo parcial. Una especie de trabajo “just in time”
como también apuntaba Rifkin en su libro. Esto nos conduce a crear sociedades
en las que la organización empresarial se constituye a modo de “elefantes ypulgas” (Charles Handy, Ed Apostrofe 2002). Grandes empresas, cada vez mayores,
pero con menos trabajadores fijos y con empleo a tiempo completo, rodeadas de
un ejército de pulgas, los emprendedores, autónomos, gente que trabaja a tiempo
parcial para muchas organizaciones. En ocasiones con ingresos muy bajos, que
apenas les permiten vivir dignamente
Mucho
me temo, pero creo que el trabajo basura, el trabajo a tiempo parcial, el
trabajo que no permite vivir a una persona dignamente y lo mantiene en
situación de marginalidad ha venido para quedarse. Se ha instalado
confortablemente en la sociedad occidental desarrollada, con el consentimiento
de los gobiernos y los sindicatos, en aras de una globalización que predicaba
la felicidad infinita.
Es
posible romper esta situación y volver a situaciones de partida. No lo veo.
Solo veo una salida individual, a nivel de cada persona. Que sea capaz de
construir un proyecto de vida, un proyecto personal de acorde a unos valores,
principios e ilusiones y vaya descaradamente y firmemente a por él. Los
gobiernos están a lo suyo y no se quieren enterar – o si lo saben no lo
comunican, no sea que lie una revolución- de cuáles son los derroteros que está
tomando el mundo empresarial respecto a su forma de organizarse y el empleo.
Además, a esto hay que añadir un sistema educativo, a nivel de todo occidente,
altamente obsoleto, que sigue educando clones para una sociedad industrial, la
cual ya no existe. No hay visos de que los sistemas educativos pasen de enseñar
a hacer a enseñar a crear que es lo que demandan las empresas en el siglo XXI
En
cualquier caso, a no desanimarse. Cada uno a nivel individual tiene que coger
su futuro en sus manos. Él debe ser el responsable de su destino y determinar
si quiere estar entre los precarios o en la élite de los trabajadores del conocimiento.
Os animo a leer el libro de Lynda Gratton, Prepárate el futuro del trabajo yaestá aquí. Galaxia Gutenberg 2012, que os dará pistas y guía para encontrar un
camino en el lado no oscuro.
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