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jueves, 12 de abril de 2018

LA TOXICIDAD


La toxicidad es como un virus del que podemos ser víctimas y nos convierte en seres tristes, patéticos, alicaídos, derrotistas. Hay que huir como de la peste de los entornos tóxicos y de las personas tóxicas que los crean. Las personas tóxicas viven en el pesimismo permanente. Para ellos todo es negro, todo es negativo, todo no se puede hacer, todo cuesta demasiado esfuerzo, para qué va a esforzarse uno. Es curioso, este tema de forma soterrada suele salir bastante en mis clases, en especial las de emprendimiento. Cuando propones alguna cosa, siempre hay un grupo, que casi en voz al unísono dice eso no se puede hacer, eso cuesta mucho, eso es imposible. Ya salieron los sujetos tóxicos.
El sujeto tóxico es todo lo opuesto al optimista. Éste contempla la realidad con esperanza, tiene sueños y establece compromisos. El tóxico vive en la desesperanza continuada, no tiene sueños y como mucho tiene un compromiso permanente con la negatividad.
A los sujetos tóxicos se les identifica por lo que dicen y por lo que hacen, su comportamiento. Por lo que dicen, ya lo hemos comentado, el no es su palabra favorita. Para ellos nada es posible. Todo lo ven teñido de negro, parece que lleven siempre las gafas de sol puestas. En cuanto a su comportamiento, normalmente son seres tristes, inseguros, necesitan de algún apoyo externo para afianzarse y no caerse. Suelen siempre escaquearse, no cuentes con ellos para nada, mejor no, huye de ellos, suelen echar las culpas de lo que pasa siempre a los otros, al entorno a la mala suerte, ellos nunca son responsables de nada. Siempre van de victimas y el mundo no les comprende. Son infelices permanentes
Obviamente los sujetos tóxicos crean una ola de toxicidad a su alrededor, un entorno tóxico. ¿Dónde podemos encontrarlos? Por desgracia en todos los sitios. Los hay en las familias. Ese padre o madre, o tía o pariente que continuamente te está desanimando, ve erróneo todo lo que haces. Huye de ellos como de la peste. También los podemos encontrar entre los compañeros de clase, del colegio o de la universidad o en la pandilla de amigos. Son esos sujetos taciturnos que nunca se apuntan a nada, pero siempre critican lo que los otros tratan de iniciar. Huye igualmente de ellos. Tu salud lo agradecerá y tu estabilidad emocional también. Lo peor de todo es cuando nos toca un jefe tóxico. No se preocupará en absoluto de nosotros, para él somos una naufrago, una tabla a la deriva. Nos echará las culpas de todo lo que pase y nunca encontraremos un apoyo en él. Es mejor no tener ningún jefe que un jefe tóxico. Lárgate de ahí cuanto antes.
En definitiva no dejes que una persona negativa te contagie. Para ellos es un éxito hacerte de su club. No dejes que te chupen la energía y tu positividad. Como ya hemos recalcado lo mejor que puedes hacer es apartarlos sin contemplaciones. No dejar que ni por asomo entren en tu vida. Si un sujeto tóxico se apodera de tu voluntad estas perdido, te convertirás en un clon de él. Y como ya he mencionado, cuidado, los puedes encontrar en cualquier esquina de tu vida y en cualquier situación. Suerte y aparta a los sujetos tóxicos de tu vida sin miramientos, sin contemplaciones. A nadie le resulta agradable y placentero estar en contacto permanente con personas enfermas, suelen contagiar su mal estado de salud y su decaimiento, pues no olvides que un sujeto tóxico es una persona gravemente enferma en lo emocional.

En lo laboral podemos encontrar 4 fenotipos de jefes tóxicos:


  1. El desertor. Es un autista. No se preocupa de nada, va solo a lo suyo
  2. El robot. Es un currante subido a más. No entiende de relaciones humanas ni de lo emocional
  3. La oveja disfrazada. Son amables pero a la que te descuidas te traicionan
  4. El sanguijuela. Te usa y te tira