Creo que hay una cierta confusión
entre talento y liderazgo. ¿Qué es el talento? ¿Y el liderazgo? ¿Todo los que
tienen talento son líderes o viceversa?
Bien, tratemos la cuestión, aún
cuando sea de una forma breve.
En su libro “Arqueología del
Talento” Alberto Sanchez-Bayo acepta como definición del talento la que da el diccionario de la lengua de Julio
Casares. “Talento es el conjunto de dones naturales o sobrenaturales con que
Dios enriquece a los hombres”.
Así, hay personas que nacen con
“dones” musicales, artísticos, físicos, emocionales”. Pero esto en sí no es
suficiente, digamos para alcanzar la excelencia o destacar. El talento necesita
entrenamiento y perfección en sus “aspectos técnicos y de habilidad”. Así, un
niño puede tener dotes dándole al balón, o musicales. Pero si no entrena,
ejercita las técnicas correspondientes no llegara a destacar.
¿Y el liderazgo, qué es? Jaime
Bonache y Angel Cabrera en su libro “Evidencias y perspectivas para el siglo XXI” indican que
el “liderazgo se ha definido como un rasgo de la personalidad, una
habilidad para inducir a la obediencia, el ejercicio de la influencia, una
forma de persuasión, una relación de poder o simplemente una percepción de los
subordinados”.
Los líderes ejercen influencia
sobre otros y sobre las situaciones. Los líderes tienen capacidad de mando y
autoridad unido a una visión de cambio y transformación. Así, hay líderes
políticos como J.F. Kennedy, o líderes de empresa como Emilio Botín, o
simplemente profesores como Frack McCourt, o posiblemente al lado tuyo haya
alguno.
Los líderes parece que tienen un talento (un don innato),
que es su capacidad de empuje y acción, unido a su particular visión sobre las
situaciones o las personas. Los líderes a través de la acción ponen en juego
ese talento.
Si atendemos a la definición
aceptada de talento, deberíamos convenir que el líder lleva en sus genes “ese
talento particular”. Otra cosa diferente es
cuando explota ese talento y por lo tanto se pone en juego su capacidad
de liderazgo.
Al igual que el talento, el
liderazgo requiere de unas técnicas para su desarrollo. Son esas técnicas las
que se entrenan, pero hacer de un no líder un líder se me antoja algo
dificultoso.
¿Toda persona con talento es
un líder? Yo diría que no. Hay personas
con mucho talento que se esconden, que quedan apagadas. Carecen de ese otro
tipo de “talento” que confiere el liderazgo. El ejemplo que se me viene a la
cabeza de forma inmediata es la
comparación entre Iniesta (jugador del F.C Barcelona) y Fernando Alonso. Ambos
son talentos deportivos y han entrenado hasta la saciedad las habilidades
correspondientes. Ambos destacan en sus deportes. Pero el primero no es un
líder, no asume el mando del equipo, no reivindica situaciones, no aspira a
transformar. Mientras que el segundo ejerce de líder allí donde va.
Otro ejemplo muy claro de que
toda persona con talento no es un líder son los innumerables ejemplos de los
“números uno” en clase. ¿Dónde están ahora esos niños o jóvenes, compañeros
tuyos que sacaban magníficas notas en la escuela o sacaron la oposición con
número 1? Tal vez en algún rincón oscuro de una oscura oficina. Tenían
inteligencia y un talento para absorber saberes, pero les faltaba el talento
para ponerlos en práctica, les faltaban los dones del líder.
Por otra parte los líderes
tienen talento. Yo creo rotundamente que
sí. Las propias características que les confieren como líderes son el mismo
talento en sí mismo. Los líderes posiblemente no son ni los más empollones, ni
los número uno de su promoción, pero saben articular situaciones, promover
cambios, entusiasmar a aquellos que están con ellos y sobre todo saben
conseguir cosas, bien sea cambios en situaciones o en personas.
Bueno espero haberos aclarado un
poco las cosas, o tal vez os las he complicado más. ¿Quién sabe? Ya me diréis
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