Los mecanismos o variables que giran en torno a la
motivación son dos:
·
Intensidad de la meta (la claridad y fuerza de
la visión en el sueño). Esto significa que debemos preguntarnos de forma seria
y profunda ¿cuál es la meta que tenemos en un horizonte próximo? Y además si esa meta ese objetivo es fuerte,
duradero, constante o por el contrario es banal, cambiante, sin sentido y sin
rumbo. En este último caso la meta u objetivo no tendrá fuerza para movernos hacia su consecución.
·
Intensidad del empeño o esfuerzo para el logro.
¿Qué estamos haciendo para conseguir esa meta o objetivo, ese sueño visionado?
Nos estamos poniendo en marcha de una forma adecuada. Estamos iniciando un
proceso cuyo desarrollo nos llevará my probablemente a conseguir la meta. O por
el contrario no estamos dando sentido al proceso. No hacemos las cosas con
coherencia o las hacemos de una forma insuficientemente fuerte y con desgana.
En este segundo caso tampoco nos vale.
Utilizando estas dos variables podríamos llegar a medir “la superficie de la intensidad de la motivación”. Tendríamos diferente zonas:
·
Zonas en las que la intensidad de la meta es
fuerte pero nuestras acciones para su logro, posiblemente por no saber trazar un camino para alcanzarla, son
débiles. Esta también es una “superficie” de tiempo perdido. No lograremos
nada, ya que aunque sepamos lo que queremos erramos en el modo de actuar para
su logro
·
Zonas de equilibrio. En ellas se da una
intensidad de la meta fuerte y una intensidad del logro, del proceso hacia la
meta también fuerte. La probabilidad de lograr lo que se quiere es alta. Hay
una concurrencia entre el objetivo perseguido (esta claro y definido) y las
acciones o proceso que ponemos en marcha para su logro. Tenemos identificados
los pasos a dar y las ayudas a solicitar
También mediante la combinación de en una matriz de estas
dos variables podemos obtener cuatro fenotipos relacionados con la motivación.
A saber:
·
El Volátil. Intensidad de la meta débil e intensidad del esfuerzo
también débil. Esta es la típica persona víctima del sistema. Es muy probable
que no llegue nunca a nada y siempre esté dando tumbos. Lo tienen atrapado el
viento y las mareas.
·
El
Alocado. Es todo acción y nada reflexión. No se para a reflexionar, a
pensar, en que metas quiere alcanza, dónde quiere estar pasado un cierto
tiempo. Pero eso si se pone en acción, si bien no sabe hacia dónde. También es
una víctima. Puede que queme todas sus relaciones y apoyo de una manera inútil.
·
El
Perezoso. Este es al contrario todo “ideas” y nada acción. Sabe
positivamente dónde le gustaría estar en un plazo de tiempo, tiene metas, pero
piensa que su logro lloverá del cielo. Las acciones que pone en marcha son
débiles o torpes.
·
El
Equilibrado. Aquí hay una coincidencia. Hay una meta fuerte y un proceso
hacia el logro también fuerte e intenso. Con toda probabilidad esta persona,
gracias a su claridad en el planteamiento de metas y a su esfuerzo adecuado
para el logro, conseguirá el éxito.
Bueno, me gustaría recibir vuestros comentarios al respecto
de si consideráis este planteamiento adecuado a fin de medir la motivación en
las personas. Puede serlo, según mi opinión, entraña una metodología muy
sencilla, pero en muchas ocasiones en lo sencillo está la solución
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